Ese arma de destrucción masiva llamada Internet.

Ha ocurrido algo muy gracioso en Twitter. Desde que me hice cuenta sigo a Nacho Vigalondo. Es un director de cine, que sepa solo tiene una película, Los Cronocrímenes. No la he visto aún, prometo pronto, pero sé que me va a gustar, porque sí, porque lo sé. Me gusta el humor de este tío, me gustan sus cortos, me gusta su estilo. Hace tiempo que quería escribir sobre él una entrada relacionada con el cine, como ya he hecho con más películas, pero estaba esperando a ver su película. Bueno, pues es que la historia es muy graciosa…

Twitter, para los que no tengáis, es la repanocha. Hay tanta gente total y absolutamente incoherente escribiendo 160 caracteres de ostia, famosos o no, y luego gente con 4 o 56 dedos de frente, escribiendo cosas incoherentes SABIENDO que lo hace (un grupo minoritario se toma Twitter en serio, pero son una minoría: escriben bien, sobre temas importantes e interesantes… Lo creáis o no, Buenafuente es uno de ellos). En el grupo de incoherentes irónicos está gente como (que siga yo) Pérez-Reverte, Santiago Segura, Rodrigo Cortés, como no Álex de la Iglesia, Jordi Évolé (aunque no mucho), José A. Pérez (Mi mesa cojea), Nacho Vigalondo… Estos son los que se me ocurren. Luego también está El mundo today, claro, pero no cuenta.

Esta gente tan peculiar me ha dado geniales momentos en twitter: Pérez-Reverte con una nariz de payaso apoyando a Álex de la Iglesia; Santiago Segura enseñando su despacho, hablando de Torrente 4 (hasta me dan ganas de verla); La historia de amor entre De la Iglesia y Segura; Pérez-Reverte hablando de la Ley Anti-tabaco; Rodrigo Cortés emocionándose en sus ideas ególatras; Álex de la Iglesia borracho… Y con más respeto nombraré también el gran trabajo que intentó Álex de la Iglesia en Twitter, hablando con los internautas sobre la Ley Sinde. Los usuarios de internet no somos cocainómanos, se puede hablar con nosotros, LA MINISTRA DE CULTURA NOS REPRESENTA, le guste o no, EL PUEBLO NO DEBERÍA TEMER A LOS GOBERNANTES, LOS GOBERNANTES DEBERÍAN TEMER AL PUEBLO. Pero esto ya son otros temas…

A lo que voy, sobre lo que quería escribir, es sobre un “chiste” de Vigalondo ayer de madrugada. Exactamente, escribió: “Ahora que tengo más de cincuenta mil followers y me he tomado cuatro vinos podré decir mi mensaje: ¡El holocausto fue un montaje!”. La gente, listos de ellos, tardaron menos de cinco segundos en echarse encima de él. Que si gilipollas, que si ignorante, que si ahora tenían una excusa para bajarse sus películas (como he dicho, solo tiene una), que si más información, que si mañana se iba a arrepentir, que si ahora todos eres unfollowers… La que más me gustó fue algo así como: a gilipollas como a ti subvencionamos las películas con nuestros impuestos. Chaval, te has lucido, eh. El tema subvenciones es también MUY MUY gracioso, porque la gente se piensa que al Ministerio de Cultura le gusta subvencionar así, porque sí, por amor al arte (nunca mejor dicho). A nadie se le ocurre la magnífica idea, que no viene de González-Sinde sino del capitalismo de toda la vida de Dios, de que subvencionan películas porque luego eso reinvierte en el Estado. ¿Qué? ¡Qué va! Se subvencionan películas, muchísimas cada año (muchísimas, depende de quién lo mire: para mi, pocas, aunque no conozca casi ninguna, porque sé lo difícil que es conseguir una subvención y lo que jode cuando no te la dan; pero bueno, digamos que se subvencionan más que en otros lados)… ¿Cuántas llegan a los cines? En Madrid, Barcelona, Valencia más, pero en Zaragoza, ¿cuántas tendremos ahora en cartelera? ¿Cuatro? ¿Quizás cinco? Como se acercan los Goya, algunas más. Es triste, es muy triste. Pero no es culpa de González-Sinde, es culpa de la gente: es más fácil ir al vine a ver una de tiros, que una española. O mejor, es más fácil no ir al cine. Es caro y lo entiendo, pero entonces no nos quejemos de que subvencionamos películas que no van al cine. LLEVAR UNA PELÍCULA ESPAÑOLA AL CINE NO SALE RENTABLE. Ni los directores las piensan para que lo sean. Crean películas, ellos sí, POR AMOR AL ARTE. Os juro que poquísimos creadores de cine viven de ello con lujos. Esas películas están pensadas para festivales, ciclos, etc. No os quejéis de que si quisierais veras tendríais que bajároslas porque os puedo dar un par de direcciones de sitios donde las podríais ver gratis. Que somos muy listos todos, nos encanta quejarnos y la vez ser unos jodidos ignorantes.

PERO como iba diciendo antes de la pequeñísima digresión de mala ostia que me ha entrado: el tweet de Vigalondo. En serio, ¿nadie ve la gracia, el chiste? Sé que es un tema comprometido para opinar y menos aún para decir cosas de ese estilo pero… ¿De verdad alguien se creyó que toda aspiración de Nacho Vigalondo, el gran Nacho Vigalondo, era llegar a tener 50.000 seguidores para hacer público eso? Como bien advirtió después, iba un poco borracho. Y como mejor ha dicho esta mañana: ese tweet era un perfecto detecta-gilipollas (de hecho, ha seguido con los chistes sobre el Holocausto, a mí me han matado pero no los copiaré aquí). En este blog he encontrado que explican el chiste (aunque sea muy triste tener que explicar un chiste): “Cuanto más disparatada fuese esa verdad, más gracia tendría su tweet. Podría haber elegido “El 11-M fue un montaje”, “Aznar lleva peluquín”, “Soy hijo bastardo del rey” o “Los hombrecillos verdes nos vigilan”. Sin duda alguna, “El Holocausto fue un montaje” destaca como disparate entre las demás, porque se da por hecho que el común de los usuarios de Twitter conocen ese hecho histórico y lo toman como algo verídico. Por lo tanto, cuando se ridiculiza a sí mismo para hacer un chiste, haciéndose pasar por alguien que niega el Holocausto, se está riendo directamente de la gente que lo niega y de los que pueden llegar a creer que fue un montaje. Porque ahí radica la gracia: nadie se tomaría en serio semejante comentario. Y sin embargo, ha pasado. “

Bravo. Lo siento pero, bravo. El mundo ha demostrado, una vez más, su poca inteligencia. Hemos demostrado que somos un país sin sentido del humor, nuestro sentido del humor se lo llevó Franco y reside en el Valle de los Caídos. Es hora de volver a reír, joder.