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jueves, 18 de noviembre de 2010

El morder de la belleza

Perdóname dudar. Ya no sé si soy la de los mordiscos.
Libre del veneno de las flores, me miro al espejo y reconozco a la mujer que hubo antes de la Bestia. Ha debido ser la realidad, que de una bofetada me ha hecho sanar los viejos sentimientos, y mi corazón, poco a poco, se limpia y purifica librándose de la podredumbre.
Perdóname dudar, en este mar oscuro y denso. Tal vez arriba, en la claridad del horizonte, se halle la respuesta, pero yo no me atrevo a levantar la mirada.
Aquí me encuentro, asustada ante lo nuevo, pues jamás pensé que pudiese ser vacío. Sube marea, sube y llena esta nada. Llénala, pues a ella es a quien más temo.
Dices que me amas… ¿Te oyes gritar? Por mi dices que luchas, por mi dices que mueres.
Pero también en mi nombre matas. En mi nombre adoctrinas. En mi nombre comienzas guerras que no verás terminar.
Perdóname, que me perdones, te ruego, el dudar. No me fío de tus palabras, no creo en tus promesas. Si me amases no podrías odiar.
Te miro. Estás ahí tumbado en la cama. Duermes mientras yo te escribo esta carta que jamás podré darte, pues no me sabes leer.
Te acaricio. Has abierto los ojos. Sonríes, sabes que estoy allí, contigo. Sé que, aunque no me veas, puedes sentir mis labios, pues los poros de tu piel han dado muestra de tu escalofrío.
Tu mente está serena, pero te arde el corazón. Noto tu sangre vibrando en tu interior. ¿Me echabas de menos? Seguro qué sí, me necesitas.
Caen lágrimas de tus ojos, ¿en quién piensas? En aquella guerrillera a la que amaste más qué a mí. En quién, dime, en quien.
Pensando en tu dolor me miro de nuevo en el espejo. Bestia, otra vez tú aquí. Otra vez tus ojos profundos, tus abismos infranqueables.
En tu nombre iré a morderle hasta hacerlo pedazos, y mañana, mañana todo será diferente.

4 comentarios:

  1. No sé si llego a entenderlo... pero me han encantado las metáforas del principio.
    Así que guerrillera eh... ¿no será de las FARC, ehhh???

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  2. Es extraño, quizá el hilo conductor es la belleza ("el morder de la belleza"), pero una belleza oscura, temible, fascinante. Una belleza que simboliza, quizás, algo más amplio aún.
    La guerrillera, ¿es otra?, ¿es el pasado de ella, cuando era bestia?, es hermosamente confuso, y el amante ciego intensifica esa idea de belleza terrible. Creo que no está libre del "veneno de las flores", seguro que tras leer a Baudelaire lo entiendo mejor.

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  3. jajaja Victor, siempre queda algo de veneno... y es imposible que no surja si tienes que hablar de mordiscos.
    Confieso que, si antes detestaba la ambiguedad del mundo, ahora la adoro, pues es uno de los rasgos del ser humano que más se asemejan a la naturaleza. La belleza para mi es también, inevitablemente, oscura y dolorosa.

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  4. Lo que decía el otro día del "hecho religioso" (Otto), se puede aplicar a lo sublime (Kant), y para Kant una de las dos cosas de lo sublime es "el cielo estrellado sobre mi". La belleza es eso, sublime, te atrae y a la vez es terrible, es fascinante. Es la tormenta, hermosa y terrible, como una diosa iracunda y sensual.

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