El año pasado, no entiendo muy bien por qué, quise participar en un concurso de relatos. A los días me comunicaron que estaba descalificada por plagio.
Si, tenía un trozo del relato colgado en un blog.
Así que ya sabeis, cuidado con lo que poneis por aquí, que el ser humano es tan calculador y cruel que puede plagiarse a si mismo.
Y tras esto, el relato... :)
Estamos en una discoteca. Es por la noche. Hay mucho ruido. Destellos de luz nos ciegan y asustan. Te pido que me acompañes. Te llevo hasta un gran armario. Es gigante. Entre él y la pared hay un hueco. Me escondo en él y te pido que entres conmigo. Dudas, pero entras. Estoy incómodo, pero me gusta tenerte cerca. Necesito agua, aire. Voy al baño, ahora vuelvo, te digo. Te quedas ahí, esperándome.
Estoy frente al espejo, entonces los oigo. Son muchos. Militares, policías, no lo sé. Solo sé que quieren hacernos daño. Temo por ti, pero no voy. Estarás bien, pienso. Tengo miedo. Mucho miedo. El miedo me paraliza. Me quedo allí. Disimulo. Te abandono. Entonces, solo un segundo más tarde, los veo. Veo como apartan el armario. Te veo. Te ven.
Y corro. Corro. Salgo hacia ti. Corro. Grito. Ya no importa el miedo. Corro. ¡No! ¡No!
Estás muerta.
Se despertó. Se encontraba en un callejón estrecho y lóbrego. No sabía qué hora era, tampoco le importaba. Se levantó. Perdido, comenzó a caminar. Una noche más, una más como otra cualquiera. Costo, alcohol, speed y, si hay suerte, alguna pastilla. Le dolían los huesos. Estaba demasiado delgado, a penas comía. Decidió hace mucho tiempo que no merecía la pena. Caminaba, solo eso, no hace falta tener un destino para andar. Se sentía una mierda. Volvía de cualquier tugurio maloliente y ahora solo quería estar solo. Adoraba estar solo. El poco tiempo que pasaba sin estar drogado deseaba morir. Lloraba. Lloraba mucho. Porque no era el tipo duro que algunos creían. Los tipos duros no existen en la vida real, son un invento de las películas. En sus ojos negros solo había tristeza. Él era de esas personas jóvenes con mirada de viejo, mirada cansada. Mirada de quien se rindió hace ya mucho tiempo y ya no es capaz de creer en nada.
Tal vez por eso aquella noche se llenaron sus ojos de lágrimas al parecerle ver la silueta de ella en la puerta de aquel lujoso hotel. Porque de nuevo, le pareció sentir algo. Estaba convencido de que jamás volvería a sentir. Y tal vez, su reacción inmediata fue pensar que lo más seguro, se lo imaginó, no fue cierto. No existía. Estaba muerto.
Porque es así como el se sentía, muerto. Un cuerpo vagando de un lugar a otro, huyendo de una forma autodestructiva y lenta. Consumido por la vida. Consumido por el mundo que un día creyó que podía cambiar. E ignorando a la velocidad, de repente demasiado rápida, de su corazón, se marchó de allí. Camino a ninguna parte.
Se tumbó en su cama. Olía mal. Miró al techo durante largo tiempo. Había estado tanto tiempo en silencio que ahora el latido de su corazón era lo único que oía retumbar en su cabeza. Lo ignoró. Ignorar se le daba demasiado bien. Se sentía atrapado, solo. Muy solo. Puso música. La música le ayudaba a no pensar y le daba compañía, esta vez no le dio resultado. Oía palabras en su cabeza y a su corazón gritándole.
Cogió un trozo de papel y se puso a escribir. Al final de una vida destrozada solo queda el papel y la tinta. Garabateó. Respiró, se sintió en casa. Y empezó a escribir, un día más.
A escribirle a ella.
No aguanto más. Ya vale. Estoy harto. No soporto este mundo. No lo soporto. Lo odio. Y odiar me hace ser horrible. Odiar me hace destruirlo todo. Golpearía a cada una de las personas que me cruzo. Quemaría los contenedores, los buzones, los bancos, las tiendas. Oh si, las tiendas. Me encantaría verlas arder con toda esa gente cargada de bolsas dentro. Lo haría. Haría eso y más. Mucho más. Jamás sería suficiente para calmar mis ansias de destrucción. Porque si, porque eso y solo eso es el odio.
Siempre en busca de más. Siempre sin saber donde parar. Luchando por conseguir un atisbo de sentimiento más intenso. En busca de caricias para sentirme menos solo. En busca de algo que me haga sentirme vivo. Aburrido de la música. Aburrido del sexo. Aburrido de las drogas. Aburrido. Muy aburrido…
Recuerdo que eras fascinante. Contigo no me aburría jamás. Cada noche era diferente. Me enamoré de ti nada más verte. Puede que suene a tópico, pero es verdad. Brillabas entre la masa. Tú no eras como los demás.
Todos te querían. Pero jamás nadie te amó. Y tú lo sabías.
Y lo adiviné. Esa era la razón por la que tú no podías nunca darles más que una sonrisa.
No lo entendían. No podían conquistarte sin más, como si fueses una muñeca o un trofeo. Era divertido ver como ignoraban que no tenían ninguna posibilidad. Pero te sentías sola. A veces, solo a veces, dejabas que el alcohol te llevase a los brazos de cualquiera. Nunca a los míos. Eso me partía el corazón.
Pero al tiempo me lo explicaste. Te amo, me dijiste, mirándome a los ojos. A ti, te amo.
Me gustaría que me dijeseis los que lo leais, qué es lo que os trasmite. Me refiero a si hay una sensación irracional del cuerpo, que no tenga que ver con el argumento ni el tema. Este relato fue un experimento con la forma, pero soy una inexperta, así que creo que no me salió bien, por eso os pido sensaciones. Ya cuando digais, os cuento lo que pretendía. =)
No se lo que pretendías, pero es indudable que te ha salido un relato cojonudo.
ResponderEliminarEs extremadamente agobiante de leer. No hay una melodía continua, cada frase es un golpe de percusión, un martillazo en el cerebro. Lo que consigue es que al leerlo te sobrecojas de tal manera que llegues incluso a marearte.
Si tuviera que definir el relato diría que es agobiante y sobrecogedor, lo que le viene de extraordinariamente bien al tema del relato.
Sientes un vacío extraordinario, seguido de una garra invisible que te atenaza, tras ella, una pena muy honda.
ResponderEliminarEl ritmo lo ha descrito perfecto Jesús, cada frase es un golpe que te quita un poco de aire.
Si, es agobiante, pero por las frases cortas diria yo!
ResponderEliminarA mi me parece que empezamos a tener un problema con las drogas y el alcohol...
ResponderEliminarA mi me trasmite más que nada una serie de pensamientos, a veces inconexos, es decir, lo que pasa en una cabeza nada más levantarse de resaca o al acordarse de las pocas lagunas q recuerde de la noche anterior.
Vamos, me trasmite resaca, confusión, nerviosismo, un no saber dónde estoy...
ais que bien =) jaja, lo que pretendía era más o menos eso. Quería que agobiase leerlo, que te sintieses confuso, perdido, asfixiado (un poco como el protagonista). Para ello el relato está construido con textos diferentes,de una misma historia, pero en diferentes momentos... vamos, que es un corta y pega en toda regla. Y por cierto berta, me encanta el nuevo título!
ResponderEliminarcreación de richard!
ResponderEliminary voy a poner los pececicos más grandes...
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