Estadística

sábado, 23 de octubre de 2010

Y mejor que el vudú...

Estos días encuentro extremadamente graciosa la extrema (valga la redundancia) religiosidad de algunas personas, que sin ningun problema responde una proporcionalidad exacta, a mayor religiosidad, mayor hipocresía. Este tema es espinoso, porque no todos los hipócritas son religiosos, de hecho hay infinitas variedades de hipocresía, todas ellas tan ilustres como antiguas, pero sí se cumple, todos estos extremistas religiosos son hipócritas.

Me encanta oír a las venerables “yayas” desarrollar sus teorías a sus nietos credulos “canis” sobre “esta gente” que solo trae delincuencia, maltrato, drogas y corrupción. Si yo fuera uno de ellos pondría en mi facebook, tuenti, twitter, myspace, estado de msn, hi5 etc, etc, etc lo siguiente: Sha yaya loka loh parteh con su racismo, y io0 pienso lo mihmo0o0]* o sus derivados. No quisiera con esto meter a todos en un mismo saco.

Por otro lado, otra de las cosas que me revientan es el extremo patriotismo, esa Ejjjpaña que defienden, con sus bigotes, sus cojonacos peludos y sus toros me parece ridícula, hablemos de bares, por ejemplo: yo me voy al bar Europa a hablar con Mike y Kevin, unos compañeros de piso (a los que no les importan los comentarios sobre la sexualidad) y hablamos de literatura, política, música, deportes, lo que sea, pero de repente uno de ellos pierde algo en el camino que baja a la plaza, por ejemplo, y yo voluntariamente me ofrezco a bajar a buscarlo.

Al salir del bar encuentro a gente a las puertas, comentando, con tintes típicos y tópicos, los mismos temas de los que hablaba con Mike y Kevin, pero no es asunto mío y sigo bajando. Por el camino me encuentro a la Paquita, que me cuenta que la hija de la Juani la mujer del panadero que “se vive” al lado de Francisca la frutera la que le puso los cuernos a su marido con La Sueca hace veinte años pero que no reconoce porque todo el mundo sabe que la homosexualidad es una enfermedad, tiene gripe. ¿Me enteré de algo? No, ni me importaba. Horror.

Ya en el bar Ejpaña me encontré a el José sentado, viendo la corrida (de toros) mientras su mujer fregaba y le pregunté por el objeto perdido de mi amigo, el cual el me señaló, y al salir oí como le decía a su esclava mujer, “este chico cada día está mas amariconao, pobres padres, para un hijo que tienen”.

Con esto quiero denunciar lo odioso de mi país, el miedo, el costumbrismo, la mentalidad, en su mayor parte cerrada, sobre todo al futuro y al progreso, de nuevo, por miedo. Hay un dicho inglés que dice: “si algo funciona, no lo toques” pero bueno, cuando vemos que algo no va, somos capaces de abrirlo, manipularlo y cambiarlo para que funcione como nosotros, repito, nosotros, individualmente, como dueños del objeto, queremos, me pregunto yo ¿por qué no hacer lo mismo con nuestras cabecitas?

13 comentarios:

  1. Snif, snif... En serio, voy a llorar... me alegro tanto de haber creado el blog!!! :D

    ResponderEliminar
  2. genial, magnífico. Solo puedo añadir una frase de Goethe:"El orgullo más barato es el orgullo nacional, que delata en quien lo siente la ausencia de cualidades individuales de las que pudiera enorgullecerse."

    ResponderEliminar
  3. Estoy de acuerdo con que este es un país de gilipollas, y también se que "el patriotismo es la virtud de los depravados". Pero aun así no puedo evitar sentir aprecio por esta idea difusa y absurda a la que llamamos España, quizás sea una aculturación de libros de y artículos de Reverte. Es posible que hayamos tenido una historia bastante patética, pero también hemos tenido hombres valientes que un día gritaron "Vaspaña", o que lucharon para salvar una bandera que ni siquiera sentían propia.

    ResponderEliminar
  4. El problema es que todos aquellos que lucharon por una idea democrática de España acabaron muertos o en el exilio... . Y a los soldados a sueldo, a los robots humanizados que siguen órdenes sin cuestionarlas, a esos siempre se les puede reclutar, pero a los idealistas, a los idealistas es muy difícil reemplazarlos.

    ResponderEliminar
  5. Entiendo lo que dice Jesús, esa relación de amor-odio, de decir: joder, de aquí han salido algunos de los más grandes luchadores por la democracia, de aquí han salido los primeros en entrar en el París liberado de los nazis; y decir, somos el culo de Europa, nos decimos europeos sin haber asimilado muchos de sus valores, vivimos en una post-dictadura, porque todavía no se ha realizado una transición completamente democrática, preferimos promocionar los toros que los libros, y preferimos ver a la "Princesa del pueblo" que un debate, etc etc....

    ResponderEliminar
  6. A mi lo que me da asco es este españolismo ignorante construido sobre unas bases de historia podridas, y fortalecido por algo tan estúpido como el deporte. Si España es lo que nos quieren vender, yo no soy española.
    Ahora bien, si españa en la que Miguel Hernández y tantos otros soñaban, la reformista, la que se enriquece de las culturas de los pueblos tan diferentes que la forman, entonces si, estonces soy española. Pero para eso nos hace falta mucha medicina, que hay mucho por sanar, y tenemos que mirar al presente, pero primero al pasado, porque si no no podrá haber futuro. Y sinceramente, a la vista está que no vamos por buen camino.

    ResponderEliminar
  7. Ni vamos, ni hemos ido nunca en buen camino. Pero ha habido épocas en las que se llego a soñar con un cambio. Como ya ha dicho Alba (ante la cual me quito el sombrero),ha habido personajes como Miguel Hernandez, ha habido un principio de siglo en el que se llego a pensar que a través de palabras e ideales se podría cambiar este país. Estos sueños se fueron a la mierda, y se enterraron bajo águilas, balas, y amenazas. Pero quizá sea hora de resucitar ese espíritu. Puede que no les lleguemos ni a la suela de los zapatos a los genios de entonces, pero somos de lo poco que le queda a esta tierra.Y puede que en nuestras manos este la capacidad para hacer algo. De hecho, cuando leo como escriben Víctor y Alba, no puedo evitar soñar con que esta vez quizás se podría conseguir algo.

    ResponderEliminar
  8. Uff Jesús, me resulta difícil compartir tu optimismo, pero como bien dices, es la esperanza lo poco que nos queda para poder devolver a esta tierra un rumbo diferente y luminoso.

    ResponderEliminar